Hace
aproximadamente 4 años que trabajo en la misma empresa, y tengo la suerte de
compartir mis horas del día con personas maravillosas, desde el jefe hasta las
compañeras, eso no quita que más de una vez haya tenido mis mas y mis menos.
Siempre
fui una persona exigente, sobre todo conmigo misma, me gustan las cosas bien
hechas y rápido, pero había veces que eso jugaba en mi contra, ya que pedía lo
mismo de mis compañeras, con nefastos resultados, malas caras, broncas, y
ambiente tenso.
Durante
el embarazo, como os podéis imaginar, había días que todo era horroroso, el
cansancio, las nauseas, la ciática, y el mogollón de males que fui sufriendo
durante los 9 meses, hacia que mi carácter en vez de ir a mejor, iba a peor, había
días que ni yo misma me soportaba, según entraba por la puerta ya avisa, hoy no
tengo el día y así evitábamos problemas, en mi defensa diré, que tengo buen
carácter jejeje
La cuestión,
es que a pesar de que no estaba en plenas facultades, siempre intentaba estar al
pie del cañón, quizá abarcando mas de lo que podía, y pidiendo que las demás hicieran lo mismo.
No me cogí
la baja, hasta que de un día para otro me ingresaron por una amenaza de parto
prematuro en semana 33, 2 semanas antes de lo que yo tenia previsto, y ahí fue
cuando me di cuenta que había forzado mucho la maquina y que me tenia que
relajar.
Después
de 7 meses y medio, llego el momento de volver, y me encuentro, perdida, de
pronto es como si, el sitio en el que había pasado la mayor parte de mi tiempo,
fuera extraño y nuevo para mí, no sabia donde estaban las cosas, ni que
procedimientos a seguir, como les decía a mis compañeras ahora soy la nueva y
sinceramente no me gustaba esa sensación.